
En las Leyes de la Postura, la primera y primordial es la de mantener la línea bipupilar de la mirada, que es la que une un ojo con otro, paralela al suelo.
Por tanto, el cuerpo hará todas las adaptaciones que crea necesarias para que esto se mantenga así:

- Inclinará la cabeza
- Bajará un hombro respecto al otro
- Compensará la pelvis del hombro que baje para contrarrestar
- Probablemente desvie la rodilla hacia dentro del lado de la pelvis baja
- El pie también caerá hacia dentro también (pronado)
- En el otro lado por el contrario el pie se posicionará hacia fuera (supinado)

De igual modo si con un ojo vemos más que con otro, la cabeza girará ampliando el campo de visión del ojo bueno, e inconscientemente el cuerpo adaptará cada una de sus articulaciones a esta nueva posición.
Por ello, en la terapia visual, se pauta tapar tanto el ojo malo como el bueno, con objeto de evitar esta acomodación.
Entonces podremos encontrar un paciente que acuda a la consulta de podología para un estudio de la pisada porque vuelca un pie hacia dentro, y lleguemos a la conclusión de que su vista es la causante.
Así entendemos al paciente como UN TODO, y probablemente necesitemos que un optometrista colabore con nuestro tratamiento.
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